Un trágico incidente ha sacudido el Hospital La Fe de Valencia, donde un incendio intencionado ha llevado a la muerte de una paciente y ha puesto de manifiesto la gravedad del acoso y la violencia machista. El responsable, Héctor G. M., un hombre de 34 años, había sido ingresado en la planta de Psiquiatría del hospital tras ser detenido en el aeropuerto de Valencia, donde intentó interrumpir el tráfico aéreo. Su comportamiento errático, atribuido a un brote psicótico por el consumo de drogas y alcohol, lo llevó a ser internado en un área que, a pesar de su seguridad, no pudo contener sus intentos de fuga.
El incendio se produjo el 23 de junio de 2025, cuando Héctor, en un intento desesperado por escapar y acosar a su exmujer, prendió fuego a su colchón utilizando un mechero robado a un compañero de habitación. Este acto no solo resultó en la muerte de una paciente de 54 años, sino que también dejó a ocho trabajadores intoxicados y obligó a reubicar a 80 pacientes en otros centros, incluyendo el Hospital Clínico. La situación se tornó aún más alarmante al descubrir que el maltratador había intentado escapar en varias ocasiones desde su ingreso el 12 de junio, lo que plantea serias preguntas sobre la seguridad en el hospital y la protección de las víctimas de violencia machista.
La historia de Héctor G. M. es un reflejo de un ciclo de violencia que se ha perpetuado a lo largo de los años. Desde que fue condenado por agredir a su hija de 10 años, su comportamiento se volvió cada vez más errático y peligroso. A pesar de las órdenes de alejamiento y las medidas de protección dictadas por la jueza de Violencia sobre la Mujer, el acosador continuó hostigando a su exmujer y a sus hijos, utilizando diferentes teléfonos para comunicarse con ellos. La falta de efectividad en la aplicación de estas medidas ha dejado a las víctimas en una situación de vulnerabilidad extrema.
La situación se complicó aún más cuando, tras su primera fuga el 13 de junio, la policía fue alertada, pero esto no impidió que Héctor continuara con sus intentos de acercarse a su exmujer. En una de sus escapadas, logró llegar a la casa de su ex, donde su hija, aterrorizada, alertó a la cuidadora de la presencia de su padre. A pesar de que la policía fue llamada y logró detenerlo, su comportamiento no mostró signos de mejora. En su siguiente intento de fuga, el 21 de junio, logró nuevamente burlar la seguridad del hospital y presentarse en la casa de su exmujer, lo que llevó a una situación de pánico para los niños.
La serie de eventos culminó en el incendio del 23 de junio, que no solo resultó en la muerte de una paciente inocente, sino que también expuso las fallas en el sistema de protección para las víctimas de violencia machista. La exmujer de Héctor ha expresado su indignación y preocupación por la falta de comunicación y acción por parte de las autoridades, quienes, a pesar de conocer el riesgo que representaba el maltratador, no informaron a las víctimas sobre su fuga. Esto plantea serias interrogantes sobre la efectividad de las medidas de protección y la responsabilidad de las instituciones en la prevención de la violencia de género.
La violencia machista es un problema que afecta a muchas mujeres en la sociedad actual, y este caso es un claro ejemplo de cómo el sistema puede fallar en proteger a las víctimas. La exmujer de Héctor ha solicitado explicaciones sobre por qué no se le advirtió de inmediato sobre la fuga de su exmarido, lo que podría haber cambiado su enfoque de seguridad y protección para ella y sus hijos. La falta de comunicación y la ineficacia en la aplicación de las órdenes de protección son cuestiones que deben ser abordadas urgentemente para evitar que tragedias como esta se repitan en el futuro.
Este caso resalta la necesidad de una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad en los hospitales y la implementación de medidas más efectivas para proteger a las víctimas de violencia machista. La sociedad debe unirse para exigir cambios y garantizar que las mujeres y sus hijos estén a salvo de sus agresores. La historia de Héctor G. M. y el incendio en el Hospital La Fe son un llamado a la acción para todos, recordándonos que la violencia de género no puede ser ignorada y que es responsabilidad de todos trabajar juntos para erradicarla.