La reciente crisis provocada por la dana ha puesto a Vox en una posición delicada, donde la gestión del Partido Popular (PP) se convierte en un tema central. La formación política ha decidido capitalizar el desgaste del PP, especialmente tras los eventos catastróficos del 29 de octubre. Este cambio de estrategia se ha visto reflejado en la necesidad de Vox de distanciarse de las decisiones del Consell, mientras intenta mantener su relevancia en la política valenciana.
La situación interna de Vox ha sido tumultuosa, marcada por la salida de figuras clave y la presión de la dirección nacional. La monitorización constante desde Madrid ha generado tensiones, especialmente cuando se trata de decisiones que afectan a la Comunitat. A pesar de los errores cometidos por el Consell, Vox ha optado por no personalizar la crítica en su presidente, lo que les permite mantener una imagen de oposición constructiva. Con la negociación de los Presupuestos a la vista, el papel de Vox se vuelve crucial, ya que el PP busca evitar una nueva crisis que podría comprometer su estabilidad en el gobierno.