Un caso escalofriante ha salido a la luz en la Audiencia Provincial de Valencia, donde un joven ha denunciado haber sido víctima de violación y detención ilegal durante una cita que se suponía consensuada. Los hechos ocurrieron el 3 de mayo de 2023, cuando el joven, que había conocido al acusado a través de una aplicación de citas, llegó a su hogar en el barrio de la Coma, en Paterna. Lo que comenzó como una reunión para mantener relaciones sexuales consensuadas se convirtió en una auténtica pesadilla que duró más de nueve horas.
El acusado, un hombre de 35 años de etnia gitana, ha sido acusado de múltiples delitos, incluyendo violación, detención ilegal, lesiones y robo con intimidación. Según el relato del joven, al llegar a la vivienda, el acusado cerró la puerta con llave y bloqueó la salida, impidiéndole escapar. Durante esas horas, el joven fue sometido a amenazas y agresiones, incluyendo intentos de penetración y violencia física. El acusado, por su parte, ha intentado justificar sus acciones alegando que el joven estaba drogado y que solo mantuvieron sexo oral, lo que ha sido desmentido por la víctima.
### La Dinámica de la Cita y el Cautiverio
El joven relató que, al inicio de la cita, ambos acordaron que el sexo sería sin penetración debido a una enfermedad intestinal que él padece. Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, el ambiente se tornó amenazante. El acusado comenzó a insistir en que quería penetrarlo, y cuando el joven expresó su deseo de irse, el agresor reaccionó de manera violenta. En un momento, el acusado le dijo: «De aquí no se va nadie sin que me corra», lo que dejó claro que no había intención de dejarlo ir.
Durante el cautiverio, el joven fue obligado a consumir una droga conocida como Alfa, que tiene efectos estimulantes y puede provocar alucinaciones y comportamientos violentos. El acusado, según el relato de la víctima, utilizó esta droga para someterlo y mantenerlo bajo control. A pesar de las circunstancias, el joven logró mantener la calma y buscar una oportunidad para escapar.
Entre las 23:00 y las 00:00 horas, la madre y la hermana del acusado entraron en la vivienda, lo que generó una breve esperanza en el joven. Sin embargo, el acusado logró mantener la situación bajo control y bloqueó la habitación donde se encontraba el joven. La familia del agresor no pudo acceder a la habitación, lo que permitió que el cautiverio continuara.
### La Llamada de Emergencia y las Secuelas
La situación alcanzó un punto crítico alrededor de las 03:00 de la madrugada, cuando el joven fue obligado a acompañar al acusado a un cajero automático en Burjassot para retirar dinero. El acusado argumentó que el joven debía dinero por la droga que habían consumido. Sin embargo, el joven logró aprovechar un momento de distracción y realizó una llamada al 112, informando que estaba siendo raptado.
Al regresar al vehículo, el acusado se volvió violento, mordiendo al joven en el brazo y robándole el dinero que había retirado. Fue en este momento cuando el joven pudo finalmente escapar y dirigirse al Hospital General de Valencia, donde recibió atención médica por las lesiones sufridas. El personal del hospital activó los protocolos de agresión sexual, y se le realizaron los exámenes forenses pertinentes.
Como resultado de esta experiencia traumática, el joven ha desarrollado un trastorno por estrés postraumático de grado moderado, lo que ha requerido seguimiento psicológico y asistencia médica. En sus declaraciones, ha expresado que le resulta difícil relacionarse con hombres debido al trauma sufrido, lo que ha afectado su vida personal y emocional.
El juicio ha puesto de manifiesto la gravedad de los delitos de agresión sexual y la importancia de la protección de las víctimas. El Ministerio Fiscal ha solicitado una pena de trece años de prisión para el acusado, desglosada en nueve años por el delito de agresión sexual, tres años por robo con intimidación y un año adicional por las lesiones físicas y psíquicas infligidas a la víctima. Además, la acusación particular ha reclamado una indemnización de 26.750 euros por los daños morales y las secuelas sufridas por el joven.
Este caso no solo resalta la necesidad de abordar la violencia sexual y la protección de las víctimas, sino que también pone de relieve la importancia de la educación y la concienciación sobre el consentimiento y las relaciones saludables. La sociedad debe unirse para erradicar la violencia de género y garantizar que todos se sientan seguros en sus interacciones personales.