El 24 de agosto, un cayuco a la deriva fue rescatado en Gran Canaria, revelando una tragedia en alta mar. Las autoridades han detenido a 19 individuos, presuntos ‘patronos’ de la embarcación, acusados de arrojar al mar a al menos 50 inmigrantes durante el viaje. Según los testimonios de los sobrevivientes, estos actos no fueron accidentes, sino una matanza deliberada para reducir la ‘carga humana’ del barco, que partió de Senegal con aproximadamente 300 personas a bordo. La travesía, que duró once días, estuvo marcada por la violencia y la desesperación, con informes de torturas y homicidios entre los pasajeros.
Investigaciones en curso han revelado que los detenidos no solo eran responsables de la navegación, sino que también agredieron a otros migrantes. Los testimonios indican que algunos fueron arrojados vivos al océano, mientras que otros fueron asesinados por protestar contra las condiciones del viaje. La Policía Nacional ha calificado estos actos como parte de una operación más amplia contra las redes de inmigración irregular, destacando la brutalidad de los ‘capos’ del cayuco. La situación ha puesto de relieve la grave crisis humanitaria que enfrentan muchos migrantes en su búsqueda de un futuro mejor.