En un acto inusual en el hemiciclo de las Corts Valencianes, la mitad de los diputados se levantaron en un respetuoso minuto de silencio por las víctimas en Palestina, mientras que la otra mitad permaneció sentada. Este gesto, que se produjo durante la intervención de la síndica adjunta de Compromís, Isaura Navarro, fue una respuesta a la negativa del partido Vox a conmemorar oficialmente a los fallecidos en el conflicto. Este momento de solemnidad marcó el inicio de una Proposición No de Ley presentada por Compromís, que busca el apoyo del parlamento a la Flotilla Global Summun, la cual se encuentra en una situación crítica mientras transporta ayuda humanitaria a Gaza.
La Flotilla, que incluye a Juan Bordera, un diputado de Compromís, ha sido objeto de controversia. Bordera ha cubierto su escaño con una bandera palestina, y desde el barco Sirius se han emitido mensajes denunciando las acciones del Estado israelí, al que se califica de «genocida». Navarro expresó su orgullo por el trabajo de Bordera, enfatizando que la Flotilla avanza «rumbo a Palestina, no a Israel», y que su misión se realiza en aguas controladas por un Estado que, según ella, perpetúa el sufrimiento del pueblo palestino.
### Reacciones en el Hemiciclo
El ambiente en las Corts se tornó tenso durante el debate posterior al minuto de silencio. Diputados del Partido Popular (PP) y Vox se burlaron de la Flotilla, utilizando términos despectivos como «crucero del amor» y cuestionando la legitimidad de la ayuda humanitaria que se transporta. La diputada del PP, Marisa Gayo, planteó dudas sobre la conexión de Bordera con Hamás, sugiriendo que su activismo podría cruzar la línea hacia el terrorismo. Gayo, conocida por su postura firme en temas relacionados con la seguridad, no dudó en criticar la Flotilla, insinuando que su objetivo era más buscar notoriedad que proporcionar asistencia real a los necesitados.
La diputada también se alineó con el plan de paz propuesto por Donald Trump, que aboga por la creación de dos estados, Israel y Palestina, coexistiendo en paz. Gayo describió esta propuesta como una «luz de esperanza» y enfatizó la necesidad de una Palestina libre de terrorismo. Sin embargo, su enfoque fue recibido con escepticismo por parte de los diputados de la izquierda, quienes argumentaron que la situación actual en Palestina es un «genocidio» perpetuado por el ejército israelí.
### La Cuestión de la Kufiya
Uno de los momentos más destacados del debate fue el intercambio sobre la kufiya, el tradicional pañuelo palestino que llevaba Isaura Navarro. La diputada del PP cuestionó su uso, sugiriendo que su color y diseño estaban asociados a países que apoyan la propuesta de paz de Trump. Navarro, en respuesta, defendió su elección de vestimenta, afirmando que había adquirido la kufiya en un taller de Cisjordania, lo que simboliza su apoyo a la causa palestina. La discusión sobre la kufiya se convirtió en un símbolo de la polarización política en torno al conflicto, reflejando las profundas divisiones ideológicas entre los partidos.
A medida que se acercaba la votación sobre la Proposición No de Ley, parecía improbable que el apoyo a la Flotilla fuera aprobado, a pesar de contar con el respaldo del PSPV. Rocío Ibáñez, portavoz de Derechos Humanos del PSPV, expresó que «nadie con decencia podría votar en contra» de la moción, subrayando la urgencia de la situación humanitaria en Gaza. La tensión entre las diferentes facciones políticas en las Corts pone de manifiesto no solo la complejidad del conflicto en Palestina, sino también cómo este se refleja en la política local.
El debate en las Corts Valencianes es un microcosmos de la polarización que rodea el conflicto israelí-palestino. Mientras algunos diputados abogan por la paz y la ayuda humanitaria, otros se aferran a narrativas que minimizan la crisis y critican las acciones de quienes intentan hacer una diferencia. La situación en Gaza sigue siendo crítica, y la respuesta política en España refleja las profundas divisiones que existen no solo en el hemiciclo, sino también en la sociedad en su conjunto. La Flotilla Global Summun y su misión de llevar ayuda humanitaria a Gaza se han convertido en un símbolo de la lucha por la justicia y la dignidad en medio de un conflicto que parece no tener fin.