La comunidad educativa de Massanassa se encuentra en una situación crítica a medida que se acerca el inicio del nuevo curso escolar. Con la fecha marcada para el 8 de septiembre, padres, alumnos y docentes se han congregado frente a los barracones del Ceip Lluis Vives y la Escuela Infantil Ausiàs March, exigiendo respuestas y soluciones a las demoras en la construcción de las instalaciones adecuadas. La imagen es desoladora: un camión hormigonera descarga cemento en el patio mientras los niños observan, conscientes de que su regreso a las aulas se verá retrasado, al menos, hasta el jueves.
La situación ha generado un clima de tensión y frustración entre las familias, quienes sienten que se les ha pedido paciencia durante demasiado tiempo. «Queremos ir al cole», es el grito unánime que resuena en el aire, reflejando la desesperación de una comunidad que ha estado esperando durante meses la finalización de las obras. A pesar de que la Conselleria de Educación anunció que el inicio del curso se había acordado con toda la comunidad educativa, las asociaciones de madres y padres (AMPA) de Massanassa han desmentido esta afirmación, alegando que no se les ha consultado adecuadamente.
### La Preocupación de las Familias
El viernes anterior al inicio del curso, las familias recibieron un comunicado que confirmaba la postergación del regreso a las aulas. Este anuncio fue recibido con descontento, ya que muchos padres habían estado esperando ansiosamente la noticia de que sus hijos podrían comenzar el año escolar en condiciones adecuadas. Sin embargo, la realidad es que las instalaciones aún no están listas y existen preocupaciones legítimas sobre la seguridad de los estudiantes. Las AMPA han expresado su inquietud, señalando que aún quedan muchos elementos de seguridad por revisar y que las condiciones básicas no están garantizadas.
La situación es aún más alarmante considerando que alrededor de 3,000 estudiantes de la zona afectada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) comenzarán el curso en barracones y en medio de obras. El Ceip Orba de Alfafar es uno de los centros más afectados, con un entorno caótico que incluye hormigoneras, sacos de arena y mobiliario sin instalar. Esta imagen se repite en otros centros educativos de la región, donde las obras continúan y se espera que se realicen de la manera menos invasiva posible para los alumnos.
La DANA ha dejado su huella en 115 centros escolares en la Comunitat Valenciana, de los cuales ocho han quedado completamente destruidos y requieren una reconstrucción total. La solución temporal adoptada por la Conselleria ha sido habilitar barracones, pero esto no es suficiente para calmar la inquietud de las familias. En Utiel, por ejemplo, se estima que el plazo para la instalación de barracones no será inferior a tres años, lo que plantea serias dudas sobre el futuro educativo de los niños en la región.
### Inversión y Futuro de la Educación
La reconstrucción de los centros educativos afectados por la DANA ha requerido una inversión significativa, con 70 millones de euros ya gastados y otros 70 millones previstos para este año. Sin embargo, la incertidumbre persiste, ya que el conseller de Educación no ha podido proporcionar estimaciones claras sobre cuándo estarán listos los proyectos de construcción de los centros destruidos. Su objetivo es que estos proyectos estén listos para principios de 2026, pero las familias se preguntan si podrán confiar en estas promesas.
La situación actual ha llevado a un clima de desconfianza entre las familias y las autoridades educativas. Las AMPA han solicitado una mayor transparencia y comunicación por parte de la Conselleria, así como un compromiso real para garantizar que los estudiantes tengan acceso a instalaciones seguras y adecuadas. La presión sobre las autoridades para resolver esta crisis educativa es cada vez mayor, y las familias no están dispuestas a aceptar más retrasos ni excusas.
En resumen, la vuelta al cole en Massanassa se ha convertido en un símbolo de la lucha por la educación y la seguridad de los niños en la Comunitat Valenciana. Las familias exigen respuestas y soluciones inmediatas, mientras que la comunidad educativa se une en un esfuerzo por garantizar que todos los estudiantes puedan regresar a las aulas en condiciones dignas y seguras. La situación sigue siendo incierta, pero la determinación de las familias y la comunidad educativa es clara: no se aceptarán más retrasos ni promesas vacías.