En Catarroja, un municipio de la Comunidad Valenciana, la frustración de los vecinos ha alcanzado un punto crítico. Durante una visita del ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, y la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, un grupo de residentes se manifestó enérgicamente, demandando respuestas y soluciones a problemas que han afectado su calidad de vida desde hace años. La situación se ha vuelto insostenible, especialmente tras los estragos causados por la dana, que ha dejado a muchos en condiciones precarias.
La madre de un niño de dos años, identificada como Neus, fue una de las voces más destacadas durante la protesta. Con una bolsa que contenía aguas fecales en la mano, expresó su desesperación: «No tenemos alcantarillado desde hace 80 años». Este comentario refleja la gravedad de la situación en Catarroja, donde las infraestructuras básicas han sido ignoradas durante décadas. La falta de un sistema de alcantarillado adecuado ha llevado a que, cada vez que llueve, las aguas residuales inunden las calles, generando un ambiente insalubre y peligroso para los residentes.
La protesta no fue un evento aislado, sino un reflejo del creciente descontento entre los vecinos, quienes sienten que sus necesidades han sido desatendidas. A pesar de que el Ayuntamiento cuenta con 138 millones de euros del Gobierno de España para financiar obras municipales, los residentes argumentan que no se ha hecho lo suficiente para abordar los problemas urgentes que enfrentan. La alcaldesa Lorena Silvent y otros miembros de la corporación municipal estaban presentes, pero la frustración de los ciudadanos era palpable.
### La realidad de los vecinos
Los testimonios de los vecinos revelan una realidad alarmante. Muchos de ellos han vivido durante años sin un sistema de alcantarillado funcional, dependiendo de acequias que no son capaces de manejar las lluvias intensas. Esto ha llevado a que las aguas fecales se desborden, creando un riesgo sanitario significativo. Una vecina, visiblemente afectada, compartió su experiencia: «Esto sale cada vez que llueve y tiro de la cadena. Tengo un niño de dos añitos». La angustia de los padres que deben criar a sus hijos en estas condiciones es evidente y ha llevado a un clamor generalizado por ayuda y soluciones.
La respuesta de las autoridades ha sido mixta. Pilar Bernabé intentó escuchar las preocupaciones de los vecinos y explicó que se están llevando a cabo obras de emergencia en los puntos críticos del alcantarillado. Sin embargo, muchos residentes sienten que estas acciones son insuficientes y tardías. La falta de un plan claro y efectivo para la renovación del sistema de alcantarillado ha dejado a los ciudadanos sintiéndose abandonados y desilusionados.
Además, la situación se complica con la falta de funcionamiento de otros servicios básicos, como ascensores en edificios de la zona cero, lo que dificulta aún más la vida diaria de los residentes. La desesperación se ha transformado en un sentimiento de impotencia, y muchos han expresado que no volverán a votar por aquellos que no atiendan sus necesidades.
### Compromisos y promesas
Durante la visita, el ministro Torres y su equipo se comprometieron a trabajar en un proyecto de sustitución del alcantarillado, que se financiará con 58 millones de euros del Ministerio de Transición Ecológica. Sin embargo, los vecinos son escépticos. La falta de acción efectiva en el pasado ha llevado a una desconfianza generalizada hacia las promesas de los políticos. La situación actual ha generado un clima de tensión, donde las emociones están a flor de piel y la frustración se manifiesta en cada conversación.
La visita del ministro también incluyó la inspección de un aparcamiento de dos plantas subterráneas que fue devastado por la dana. Este proyecto, que representa una parte de los 138 millones asignados a Catarroja, es visto como una medida necesaria, pero insuficiente para abordar las necesidades más apremiantes de la comunidad.
La situación en Catarroja es un claro ejemplo de cómo la falta de atención a las infraestructuras básicas puede llevar a un deterioro significativo en la calidad de vida de los ciudadanos. A medida que las lluvias continúan y los problemas persisten, la presión sobre las autoridades locales y nacionales para que actúen se intensifica. Los vecinos de Catarroja han alzado la voz, y su mensaje es claro: necesitan soluciones inmediatas y efectivas para poder recuperar la normalidad en sus vidas.