La historia de Isidro Escandell, un periodista y político valenciano, ha estado marcada por la injusticia y el olvido durante más de ocho décadas. Su condena y ejecución a manos del régimen franquista en 1940 han sido objeto de un reciente reconocimiento por parte del Gobierno español, que ha declarado ilegítimas las resoluciones que lo condenaron. Este acto de reparación no solo busca restablecer la memoria de Escandell, sino también abrir un camino hacia la justicia para otros que sufrieron la represión durante la Guerra Civil y la dictadura.
**La Vida y Legado de Isidro Escandell**
Isidro Escandell fue un destacado periodista y político que se destacó por su compromiso con la democracia y la justicia social. Nacido en Valencia, se convirtió en vicepresidente de la Diputación de Valencia y líder de la agrupación socialista valenciana. Su labor en medios como El Mercantil Valenciano lo posicionó como una figura influyente en la sociedad de su tiempo. Sin embargo, su vida dio un giro trágico con el estallido de la Guerra Civil en 1936.
Durante el conflicto, Escandell se mantuvo en Valencia, confiando en que su compromiso con la verdad y la justicia lo protegería. Sin embargo, tras la victoria franquista, fue arrestado y sometido a un consejo de guerra que no encontró ningún delito de sangre en su contra. A pesar de su inocencia, fue condenado a muerte por su supuesta adhesión a la rebelión, una acusación que se basaba en su participación en mítines y en sus opiniones expresadas en la prensa.
El 28 de junio de 1940, Escandell fue ejecutado en el picadero del cuartel de ingenieros de Paterna, convirtiéndose en una de las muchas víctimas del régimen que buscaba silenciar a aquellos que se oponían a su ideología. Su cuerpo fue enterrado en la fosa 114 del cementerio de Paterna, un lugar que alberga los restos de otros intelectuales y políticos que también fueron víctimas de la represión franquista.
**El Reconocimiento y la Búsqueda de Justicia**
Recientemente, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, firmó una declaración que reconoce la ilegalidad del tribunal que juzgó a Escandell y anula las condenas impuestas. Este acto de reparación es un paso significativo hacia el reconocimiento de las injusticias cometidas durante la dictadura. La iniciativa fue impulsada por la delegación de Memòria Democràtica de la Diputación de Valencia, que ha trabajado incansablemente para restaurar la memoria de aquellos que sufrieron la represión.
La búsqueda de justicia no se detiene aquí. La localización reciente de familiares de Escandell, como un sobrino-nieto y sobrinos-biznietos, abre la posibilidad de realizar pruebas de ADN para confirmar la identidad de sus restos en la fosa 114. Este avance es crucial, ya que la falta de contraste había mantenido a Escandell en un limbo de incertidumbre respecto a su sepultura.
Además, la Diputación de Valencia ha anunciado su intención de llevar a cabo una serie de acciones para honrar la memoria de Escandell y de otros trabajadores de la institución que fueron depurados por su apoyo al Gobierno republicano. Estas acciones incluyen la investigación sobre los empleados que sufrieron represalias durante y después de la Guerra Civil, con el objetivo de restaurar su memoria y reconocimiento público.
La recuperación de la figura de Escandell comenzó en 2024, cuando el grupo socialista presentó una iniciativa para reparar moralmente a quienes sufrieron violencia durante la guerra y la represión franquista. Este esfuerzo ha contado con el apoyo de diversas entidades memorialistas, que han trabajado para mantener viva la memoria de aquellos que fueron silenciados.
El reconocimiento de Isidro Escandell no solo representa un acto de justicia para él y su familia, sino que también simboliza un esfuerzo más amplio por parte de la sociedad española para enfrentar su pasado y reconocer las injusticias cometidas durante la dictadura. La memoria histórica es fundamental para construir un futuro en el que se respeten los derechos humanos y se garantice la justicia para todos.
La historia de Escandell es un recordatorio de que la lucha por la verdad y la justicia nunca debe cesar. A medida que se avanza en la identificación de sus restos y en el reconocimiento de su legado, se abre la puerta a una mayor comprensión de la historia reciente de España y a la posibilidad de sanar las heridas del pasado.