Un caso de apropiación indebida ha llegado a su fin en la Audiencia Provincial de Valencia, donde una mujer ha sido condenada a dos años de prisión por transferir 149.400 euros de la cuenta de su esposo a su propia cuenta, aprovechando su situación de vulnerabilidad tras ser diagnosticado con un tumor cerebral. La sentencia también incluye la obligación de devolver el dinero sustraído, más los intereses correspondientes.
La acusada, quien mantuvo una relación con el fallecido durante 27 años, argumentó durante el juicio que las transferencias fueron realizadas de manera voluntaria por su marido, quien supuestamente deseaba que el dinero fuera para ella. Sin embargo, el tribunal determinó que las transferencias, que se llevaron a cabo entre julio y octubre de 2019, se realizaron sin el conocimiento ni la autorización del titular de la cuenta, quien se encontraba en una fase crítica de su enfermedad.
### La vulnerabilidad del enfermo y el abuso de confianza
El tribunal destacó que el deterioro físico y mental del hombre, causado por el tumor, le impedía comprender las operaciones bancarias que se estaban llevando a cabo. La última transferencia se realizó solo dos días antes de su fallecimiento, lo que refuerza la idea de que la mujer actuó a espaldas de su marido, abusando de la confianza que él le había otorgado en sus últimos momentos de vida. La sentencia califica la actuación de la acusada como un «engaño mayúsculo», subrayando que su comportamiento fue una violación de la confianza conyugal.
Durante el juicio, la defensa intentó argumentar que el marido no había perdido su capacidad volitiva, pero la evidencia presentada por la acusación, incluyendo testimonios de médicos, contradijo esta afirmación. La médica que trató al enfermo explicó que el tipo de tumor que padecía causaba un deterioro mental rápido, lo que hacía prácticamente imposible que pudiera realizar transacciones bancarias de manera consciente.
Los hijos del fallecido, quienes sostenían que su padre deseaba que el dinero fuera para ellos, también jugaron un papel importante en el juicio. Ellos argumentaron que el hombre no tenía la capacidad de tomar decisiones sobre su patrimonio debido a su estado de salud. La sentencia también menciona que el fallecido no había realizado ningún acto formal de disposición de su dinero, como un testamento, lo que refuerza la idea de que no había intención de dejar todo a su esposa.
### La búsqueda de la verdad y el papel del banco
El descubrimiento de las transferencias inusuales se produjo cuando la hija del fallecido solicitó un extracto de las cuentas de su padre. Al revisar los movimientos, se dio cuenta de que el dinero en los fondos de inversión estaba disminuyendo drásticamente. Alarmada, se dirigió al banco, donde el director le informó que había algo extraño en las cuentas. Este director, que conocía bien al cliente, testificó que el hombre nunca utilizaba la banca online y siempre consultaba con él antes de realizar cualquier operación.
La mujer, al ser interrogada por el director del banco, justificó las transferencias alegando que estaban planeando comprar una casa. Sin embargo, su insistencia por acceder rápidamente a los fondos tras la muerte de su marido generó sospechas. El director del banco describió la actitud de la acusada como una «obsesión» por disponer del dinero, lo que llevó a la presentación de varias reclamaciones para acceder a los fondos antes de que finalizara el año.
El tribunal, al evaluar todas las pruebas y testimonios, concluyó que la mujer había actuado de manera fraudulenta y que su comportamiento no solo había perjudicado a su marido, sino también a los hijos de este, quienes se vieron despojados de su herencia. La sentencia, que puede ser apelada ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, no solo condena a la mujer a prisión, sino que también le impone una multa de 1.200 euros y la obligación de reintegrar el dinero sustraído al caudal hereditario del fallecido.
Este caso pone de relieve la importancia de la protección de los derechos de las personas vulnerables, especialmente en situaciones donde la confianza puede ser abusada. La justicia ha hablado, y la condena es un recordatorio de que las acciones deshonestas, incluso dentro de relaciones personales cercanas, no quedarán impunes.