El caso de David José Arellano ha capturado la atención de la opinión pública en España, no solo por el brutal asesinato de su esposa, Valentina Chirac, sino también por su audaz fuga y la posterior caza que llevó a cabo la Policía Nacional. Arellano, un mecánico especializado en turbocompresores, fue condenado en 2023 a 22 años de prisión por el asesinato de su mujer, un crimen que tuvo lugar en mayo de 2017 en su hogar en Collado Villalba, Madrid. La historia de su fuga y captura es un relato que combina la violencia doméstica, la justicia y la astucia policial.
El asesinato de Valentina Chirac fue un acto de violencia extrema. Arellano la golpeó y asfixió con una bolsa de plástico, dejando a una madre de 38 años y a su hija de seis años sin su figura materna. Tras un juicio que fue declarado nulo debido a la mala actuación de un jurado, Arellano fue finalmente condenado en 2023. Sin embargo, en lugar de cumplir su condena, decidió huir, lo que desató una intensa búsqueda por parte de las autoridades.
### La Búsqueda del Fugitivo
La Sección de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional se dedicó a rastrear a Arellano durante casi dos años. La búsqueda lo llevó a diversas casas okupas en la sierra de Madrid, donde se sospechaba que podía estar escondido. Arellano, que había pasado tiempo en varias de estas viviendas, se convirtió en un objetivo prioritario para los investigadores. La policía también exploró su afición por los turbocompresores, que se convirtió en una pista clave en la caza del fugitivo.
Los agentes descubrieron varios talleres clandestinos donde Arellano podría haber estado trabajando. Sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, no lograron dar con su paradero. La situación cambió cuando un individuo que usaba el seudónimo de Lewis Hamilton comenzó a utilizar una aplicación de compraventa de turbos. Este nombre llamó la atención de los investigadores, quienes rastrearon la dirección IP desde la que se conectaba y descubrieron que estaba en las afueras de Lisboa, Portugal.
La conexión con el nombre de Lewis Hamilton, el famoso piloto de Fórmula 1, resultó ser una trampa. Al final, los agentes portugueses, tras recibir información de sus colegas españoles, lograron localizar a Arellano en un taller clandestino en Seixal, donde fue detenido junto a su aprendiz, un ciudadano angoleño que también se hacía llamar Lewis Hamilton. Esta captura marcó el fin de casi dos años de fuga y evasión de la justicia.
### La Vida de un Fugitivo
Durante su tiempo como fugitivo, Arellano no solo se dedicó a su pasión por los turbocompresores, sino que también recibió ingresos mensuales que han suscitado controversia. Según las investigaciones, Arellano cobraba una pensión de viudedad por la muerte de su esposa, mientras que su hija, ahora de 14 años, recibía una pensión de orfandad. Este hecho ha generado indignación, ya que se trata de un caso en el que un asesino se benefició económicamente de la muerte de su víctima.
La situación de Arellano no es única en España. Ha habido otros casos de asesinos que han cobrado pensiones de viudedad tras haber asesinado a sus parejas. En 2015, se implementó una reforma legal que prohíbe a los condenados por homicidio o asesinato recibir este tipo de pensiones. Sin embargo, el caso de Arellano pone de manifiesto las fallas en la comunicación entre las administraciones que permitieron que continuara cobrando hasta su detención.
La captura de David Arellano no solo representa un triunfo para la justicia, sino que también plantea preguntas sobre el sistema de pensiones y cómo se gestionan los casos de violencia de género. La historia de su fuga y eventual arresto es un recordatorio de la complejidad de la justicia en casos de violencia machista y la necesidad de una vigilancia constante para proteger a las víctimas y sus familias. A medida que se desarrollan los acontecimientos, la sociedad espera que se tomen medidas más efectivas para prevenir que situaciones como esta se repitan en el futuro.