El alto comisionado del Gobierno para la reconstrucción, José María Ángel, se encuentra en el centro de una controversia tras la revelación de que podría haber falsificado su titulación para acceder a una plaza de funcionario en la Diputación de Valencia en 1985. Esta situación ha llevado a la Fiscalía a abrir una investigación, mientras que Ángel defiende su inocencia y asegura que todo el proceso ha sido transparente y legal.
### Antecedentes de la Investigación
La Agencia Valenciana Antifraude recibió el 9 de abril de 2025 una comunicación anónima que denunciaba la presunta falsedad de un documento público. Según la denuncia, se afirmaba que un funcionario de la Diputación de Valencia había accedido a un puesto del subgrupo B (actual A2) sin poseer el título habilitante necesario. Esta denuncia fue acompañada de datos y documentos que respaldaban la acusación.
A raíz de esta comunicación, funcionarios de Antifraude se presentaron en la Diputación el 16 de abril para solicitar información y realizar comprobaciones. Durante la investigación, se consultaron los títulos universitarios de Ángel y se realizaron visitas a la Facultad de Geografía e Historia de Valencia para cotejar más documentación. Además, se emitieron requerimientos a diversas instituciones, incluyendo la Presidencia de la Generalitat y Les Corts Valencianes.
El informe de Antifraude concluyó que José María Ángel obtuvo su plaza en la Diputación en 1985, un puesto que requería una titulación oficial de licenciado o diplomado. Sin embargo, se ha señalado que Ángel no ha podido presentar el documento que certifique su titulación, lo que ha llevado a la sospecha de que su acceso al puesto podría haberse realizado en fraude de ley.
### Detalles de la Titulación y las Irregularidades
La investigación ha revelado que el título universitario que figura en el expediente de Ángel, un Diplomado en Archivística y Biblioteconomía, ha sido objeto de controversia. Los funcionarios que revisaron su expediente corroboraron que, aunque el título estaba registrado, las calificaciones del primer curso no se encontraban disponibles. Se descubrió que el expediente de Ángel fue trasladado a la Universidad Complutense de Madrid, donde no logró superar el segundo curso, lo que implica que no cumplió con los requisitos necesarios para obtener el título.
Este hallazgo ha llevado a Antifraude a afirmar que el título que figura en la Diputación es presumiblemente falso. Además, se ha señalado que Ángel ha eliminado cualquier referencia a su licenciatura de los portales oficiales, lo que ha suscitado aún más dudas sobre la validez de su titulación.
La situación se complica aún más al considerar que, de confirmarse las irregularidades, Ángel habría recibido emolumentos superiores a los que le corresponderían como funcionario del grupo D, lo que podría tener repercusiones legales significativas.
En respuesta a las acusaciones, José María Ángel ha anunciado que emitirá un comunicado en el que reafirmará su compromiso con la transparencia y la legalidad del proceso que lo llevó a ocupar su actual cargo. Sin embargo, la presión sobre él aumenta a medida que la Fiscalía avanza en su investigación y se espera que se tomen decisiones sobre el futuro de su carrera política.
La situación ha generado un amplio debate en la opinión pública sobre la integridad de los funcionarios públicos y la importancia de la transparencia en la administración pública. La confianza en las instituciones se ve amenazada cuando surgen acusaciones de irregularidades en la obtención de títulos y en el acceso a puestos de responsabilidad.
La investigación de la Agencia Valenciana Antifraude y la posterior acción de la Fiscalía son pasos cruciales para esclarecer los hechos y determinar si realmente ha habido un fraude en la obtención de la titulación de Ángel. La sociedad espera respuestas claras y contundentes que permitan restaurar la confianza en las instituciones y en aquellos que ocupan cargos de responsabilidad en el Gobierno.
Mientras tanto, el caso de José María Ángel se convierte en un ejemplo más de la necesidad de una mayor vigilancia y control en la administración pública, así como de la importancia de garantizar que todos los funcionarios cumplan con los requisitos legales y éticos necesarios para ejercer sus funciones. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para asegurar que la ciudadanía confíe en sus representantes y en el funcionamiento del sistema político.