La ola de calor que azotó la Comunitat Valenciana a mediados de agosto ha dejado un saldo trágico, convirtiéndose en la semana más mortífera de la última década. Según las estadísticas del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria por todas las causas (MoMo), se registraron 103 muertes atribuibles al estrés térmico en solo siete días. Esta cifra es alarmante y refleja un aumento significativo en la mortalidad por calor, especialmente en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se reportaron 89 fallecimientos.
Desde el inicio de agosto, la mortalidad por altas temperaturas ha mostrado una tendencia ascendente. Durante los primeros seis días del mes, no se registraron muertes relacionadas con el calor, pero a partir del 11 de agosto, la situación comenzó a cambiar drásticamente. En ese momento, las muertes diarias aumentaron a siete, y el 17 de agosto, el día más cálido del año, se superaron los 15 decesos diarios. Hasta la fecha, el mes de agosto ha acumulado un total de 181 muertes, lo que representa casi la mitad de todas las muertes por calor registradas en la temporada estival, que ascienden a 368.
Este año, 2025, se perfila como el más mortífero en términos de muertes atribuibles al calor, con un total de 598 casos hasta ahora. Esto marca un aumento significativo en comparación con 2024, que cerró con 516 muertes, lo que representa un incremento del 42% respecto al año anterior. La población más afectada por estas altas temperaturas es, sin duda, la de mayor edad, quienes son más vulnerables a los efectos del calor extremo. Según los datos de MoMo, cerca del 60% de las muertes por calor se concentran en personas mayores de 85 años, y más del 90% de los casos se registran en personas mayores de 65 años.
La ola de calor ha tenido un impacto directo en la salud pública, y los expertos advierten que los efectos de estas altas temperaturas pueden prolongarse hasta tres semanas después del pico térmico. La presidenta de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria (Sovamfic), Mª Ángeles Medina, explica que las muertes por estrés térmico acumulativo son diferentes a las muertes instantáneas provocadas por un golpe de calor. Las muertes por estrés térmico se producen debido a la acumulación de estrés en el organismo, que afecta la capacidad del cuerpo para regular su temperatura interna.
El fenómeno del estrés térmico acumulativo puede llevar a una serie de complicaciones que afectan a los riñones, la función cardiaca y la salud neuronal, y en casos extremos, puede resultar en un fallo multiorgánico. Este tipo de muertes son multifactoriales y no se deben a una única causa, lo que complica aún más la situación. Desde el inicio del verano, la Conselleria de Sanidad ha confirmado tres muertes por golpe de calor, siguiendo los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque hay otros cuatro casos sospechosos que están siendo investigados.
La situación es preocupante, especialmente porque el año 2025 aún no ha terminado y se prevé que las cifras de mortalidad por calor puedan seguir aumentando. La combinación de temperaturas extremas y la vulnerabilidad de ciertos grupos de la población, como los ancianos y aquellos con enfermedades preexistentes, plantea un desafío significativo para los servicios de salud pública. La comunidad médica y las autoridades sanitarias están en alerta y trabajan para mitigar los efectos de estas olas de calor, que parecen ser cada vez más frecuentes y severas debido al cambio climático.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha registrado anomalías significativas en las temperaturas, con un junio de 2025 que se convirtió en el más caluroso desde que existen registros, con una anomalía de 3,6 grados en su temperatura media. Este aumento en las temperaturas no solo afecta la salud de la población, sino que también tiene repercusiones en el medio ambiente y en la economía local, especialmente en sectores como la agricultura y el turismo.
Es fundamental que tanto la población como las autoridades tomen medidas preventivas para proteger a los grupos más vulnerables durante estas olas de calor. La educación sobre los riesgos del calor extremo y la promoción de prácticas seguras durante los meses de verano son esenciales para reducir la mortalidad y mejorar la salud pública en la Comunitat Valenciana. La situación actual subraya la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva ante el cambio climático y sus efectos en la salud de la población.