El juicio por el asesinato de Juan Ramón Viguer Climent, ocurrido el 11 de noviembre de 2021 en l’Eliana, ha revelado detalles escalofriantes sobre el crimen y el perfil del acusado, Sergio A. L. En la cuarta sesión del juicio, las pruebas presentadas por la acusación han dejado a la defensa en una posición comprometida, con evidencias que apuntan directamente hacia la culpabilidad del exnovio de la hija de la víctima.
### Pruebas Forenses y Testimonios Impactantes
Durante la sesión, los peritos de la Guardia Civil expusieron cómo se hallaron huellas dactilares de Sergio A. L. en el cuchillo utilizado para cometer el crimen, un arma de 11 centímetros de hoja. Este cuchillo, un deshuesador, fue encontrado en la cocina de Juan Ramón, con ADN del acusado mezclado con el de la víctima. La escena del crimen fue descrita con detalles gráficos, lo que dejó a los jurados y a los presentes en la sala impactados.
Los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) también aportaron información crucial. La autopsia reveló que Juan Ramón sufrió 22 cuchilladas, lo que le causó una hemorragia interna severa, resultando en la pérdida de dos litros y medio de sangre. Este tipo de lesiones, localizadas en diferentes partes del cuerpo, fueron analizadas en detalle, y los forenses confirmaron que la muerte ocurrió en cuestión de minutos. La defensa intentó argumentar que si Juan Ramón hubiera recibido atención médica a tiempo podría haber sobrevivido, pero el médico forense desestimó esta posibilidad, afirmando que las lesiones eran fatales independientemente del tratamiento recibido.
El jurado también se mostró interesado en el tiempo que tomó el ataque. El perito explicó que es posible asestar 22 cuchilladas en un lapso de siete minutos, lo que contradice cualquier argumento de que el ataque fue impulsivo o descontrolado. Esta información fue devastadora para la defensa, que buscaba presentar al acusado como alguien que actuó en un momento de locura.
### El Perfil Psicológico del Acusado
Uno de los aspectos más intrigantes del juicio ha sido el análisis psicológico de Sergio A. L. Los psiquiatras forenses que lo evaluaron para determinar su estado mental en el momento del crimen describieron un perfil complejo. A pesar de que la defensa intentó argumentar que el consumo de drogas afectó su capacidad de juicio, los expertos concluyeron que no había evidencia de que su consumo de marihuana o cocaína influyera en su comportamiento durante el crimen.
Vicente Garrido, un reconocido criminólogo, fue llamado a testificar sobre el perfil psicológico del acusado. Garrido describió a Sergio como alguien con una inteligencia limítrofe y una deficiencia mental leve, pero también destacó que su comportamiento violento y antisocial no podía ser atribuido a una enfermedad mental. Afirmó que el acusado había mostrado problemas de autocontrol y una tendencia a la violencia, lo que lo llevó a actuar de manera agresiva en situaciones de frustración.
El testimonio de Garrido fue impactante, ya que contradijo la narrativa de la defensa, que intentaba presentar a Sergio como una víctima de sus circunstancias. En cambio, el criminólogo subrayó que el acusado había estado escapando de la realidad y que su consumo de drogas había llevado a un deterioro significativo en su vida y en su capacidad para tomar decisiones.
La defensa, que había esperado que el testimonio de Garrido ayudara a su caso, se encontró con un resultado opuesto. La evaluación del criminólogo dejó claro que Sergio A. L. no solo era consciente de sus acciones, sino que también había mostrado un patrón de comportamiento violento a lo largo de su vida.
A medida que el juicio avanza, la atención se centra en los testimonios de los testigos y en la deliberación del jurado, que deberá decidir si Sergio A. L. es culpable del asesinato de Juan Ramón Viguer. Las evidencias presentadas hasta ahora han sido contundentes, y el desenlace de este caso podría tener un impacto significativo en la percepción pública sobre la violencia de género y los crímenes relacionados con el abuso de sustancias.