El caso de Galin Petrov ha captado la atención de la sociedad española debido a la brutalidad del crimen y las circunstancias que lo rodean. Acusado de asesinar a su pareja Irina y a su hija Mariya, este hombre de 41 años ha ofrecido una serie de declaraciones que han dejado a muchos perplejos. Durante el juicio, Petrov justificó sus acciones diciendo que quería «darles una vida mejor», una afirmación que ha generado un intenso debate sobre la violencia de género y la salud mental.
### Contexto del Crimen
El trágico suceso ocurrió el 6 de noviembre de 2022, en el hogar familiar ubicado en Móstoles, Madrid. Según los informes, Petrov apuñaló a su pareja, Irina Dimitrova, de 28 años, y a su hija de seis años, Mariya Galinova, en un ataque que dejó a ambas con múltiples lesiones. La Fiscalía ha solicitado 25 años de prisión por el asesinato de Irina y la prisión permanente revisable por el de Mariya. Por otro lado, la defensa ha argumentado que el acusado debería recibir una pena de ocho años por cada homicidio, alegando que su estado mental en el momento del crimen era crítico.
Las declaraciones de Petrov durante el juicio han sido escalofriantes. Describió el ataque a su pareja como «rápido, al corazón», afirmando que no quería hacerla sufrir. Sin embargo, su hija, que estaba presente, no intentó escapar ni gritó, lo que ha llevado a muchos a cuestionar la naturaleza de la relación familiar y la dinámica de poder que existía en el hogar. Tras cometer los asesinatos, Petrov intentó quitarse la vida apuñalándose a sí mismo 17 veces, aunque no logró su objetivo.
### Dinámica Familiar y Control
El perfil de Galin Petrov ha sido objeto de análisis durante el juicio. Amigos y familiares de Irina han descrito a Petrov como un hombre «controlador». Una amiga de la víctima testificó que él no permitía que Irina asistiera al gimnasio, lo que sugiere un comportamiento posesivo y controlador. El padrastro de Irina, quien había sido director de la escuela de Galin y su hermano en Bulgaria, también lo describió como un individuo «callado» y «siempre enfadado», lo que plantea interrogantes sobre su salud mental y su capacidad para manejar las emociones.
Antes del asesinato, Petrov había viajado a Bulgaria para visitar a su abuela y a su padre enfermo. Según sus propias palabras, este viaje lo dejó en un estado de desesperación, sintiendo que «todo era malo» y deseando morir. Sin embargo, las psiquiatras que lo atendieron en el hospital y en prisión han contradicho su relato, afirmando que no presentaba síntomas de enfermedad mental que pudieran haber influido en su comportamiento el día del crimen. A pesar de su angustia, no se encontró evidencia de trastornos psicóticos que pudieran haber justificado sus acciones.
La defensa ha intentado argumentar que Petrov actuó bajo un «episodio depresivo» y que su intención era un «suicidio colectivo». Sin embargo, la acusación ha rechazado esta tesis, enfatizando que el crimen fue un acto de violencia de género y que Petrov actuó desde un lugar de poder y dominio. La Fiscalía ha subrayado que el caso no solo involucra la pérdida de dos vidas, sino que también refleja un patrón de violencia que afecta a muchas mujeres y niños en situaciones similares.
### La Última Palabra de Galin Petrov
Al final del juicio, Galin Petrov tuvo la oportunidad de dirigirse al jurado. En un tono de aparente arrepentimiento, pidió perdón y expresó su dolor por lo que había hecho. Dijo: «Siento lo que he hecho. Sé que he hecho mucho daño a todos. Dios es testigo de que no lo quería hacer, pero no sé qué me pasó por la cabeza». Estas palabras han dejado a muchos en la sala con sentimientos encontrados, cuestionando la sinceridad de su arrepentimiento y la naturaleza de su estado mental.
El veredicto del jurado se espera para la próxima semana, y la sociedad está a la expectativa de una resolución que no solo determinará el futuro de Petrov, sino que también abordará cuestiones más amplias sobre la violencia de género y la salud mental en el contexto de relaciones familiares disfuncionales. Este caso ha puesto de relieve la necesidad de una mayor conciencia y acción en torno a la violencia machista y la protección de las víctimas, especialmente en situaciones donde los niños están involucrados. La comunidad espera que este juicio sirva como un llamado a la acción para prevenir futuros crímenes de esta naturaleza y para brindar apoyo a quienes se encuentran en situaciones de riesgo.