La reciente controversia en torno a Vox y su relación con la Iglesia católica ha generado un intenso debate en la esfera política española. Santiago Abascal, líder del partido, ha manifestado su postura crítica hacia la jerarquía eclesiástica, a pesar de que una gran parte de su electorado se identifica como católica. Esta contradicción se ha vuelto evidente tras las críticas de la Conferencia Episcopal a las políticas de Vox, lo que ha llevado a Abascal a defender su enfoque ultraconservador y a atacar a los obispos por su supuesta cercanía al ‘wokismo’.
La estrategia de Vox parece estar diseñada para consolidar su base electoral, a pesar de los riesgos de alienar a votantes católicos. Expertos en política sugieren que este enfrentamiento no es un acto impulsivo, sino una táctica calculada para ganar terreno en la «guerra cultural». La elección reciente de un nuevo Papa, que se aleja de las posturas más conservadoras, podría haber motivado a Vox a intensificar su retórica, buscando atraer a sectores más radicales dentro de la Iglesia. Este enfoque podría ser clave para su crecimiento en un panorama político donde la identidad cristiana se entrelaza con la ideología de extrema derecha.