La reciente dimisión de Carlos Mazón como presidente de la Generalitat Valenciana ha desencadenado una serie de movimientos en el panorama político de la región. La situación se ha vuelto más compleja con la creciente influencia de Vox, que ha logrado captar la atención del electorado joven, especialmente entre los 18 y 29 años. Las encuestas indican un notable aumento en su representación, lo que les otorga una posición privilegiada en las negociaciones futuras. Este ascenso se produce en un contexto donde el Partido Popular (PP) enfrenta desafíos internos significativos, lo que podría llevar a un adelanto electoral en la primavera de 2025.
Por otro lado, el PSPV, liderado por Diana Morant, no ha logrado consolidar su apoyo, a pesar de los esfuerzos por revitalizar su imagen tras la crisis provocada por la dana del 29 de octubre. La falta de popularidad de Morant contrasta con el ascenso de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, quien ha ganado visibilidad y apoyo entre los ciudadanos. En este contexto, Compromís también busca recuperar terreno, aprovechando la situación actual para posicionarse como una alternativa viable. La dinámica entre estos partidos sugiere que la política en la Comunitat Valenciana está en un punto de inflexión, donde cada decisión puede tener un impacto significativo en el futuro electoral.
									 
					