La reciente dimisión de Francisco Escrivà Mata, concejal del Ayuntamiento de Oliva, ha generado un gran revuelo en la política local. Este acontecimiento se produce solo seis meses después de que Escrivà asumiera su cargo, lo que ha dejado a muchos sorprendidos y cuestionando las razones detrás de su decisión. El concejal, quien formaba parte de la candidatura de Projecte Oliva (PRO), liderada por la alcaldesa Yolanda Pastor, presentó su renuncia el pasado viernes, dejando entrever un descontento que no ha podido ocultar, aunque ha optado por no criticar abiertamente a sus compañeros de partido.
La trayectoria de Escrivà en el Ayuntamiento comenzó en Navidad, cuando reemplazó a Ana Mascarell. Desde su llegada, se le asignó la responsabilidad de gestionar varias áreas, incluyendo Mercado y Consumo, Música y Modernización de la Administración. Sin embargo, su experiencia en el cargo ha estado marcada por dificultades y desavenencias internas que han afectado su desempeño y motivación.
### Desavenencias Internas y Cambio de Dedicación
Uno de los factores que parece haber influido en la decisión de Escrivà es el cambio en su dedicación laboral. Inicialmente, se le había comunicado que tendría una dedicación parcial del 70%, lo que se traducía en una retribución anual de 24.103 euros. Esta asignación le permitiría dedicar tiempo y esfuerzo a la gestión de sus departamentos. Sin embargo, en una sesión corporativa reciente, se le informó que su dedicación se reduciría a la de un «concejal raso», lo que significaba que solo recibiría compensación por las asistencias a los órganos colegiados.
Este cambio no solo afectó su salario, sino que también lo hizo sentir apartado y menospreciado dentro de la estructura del Ayuntamiento. En el mismo pleno donde se anunció su nueva situación, se decidió que el salario que originalmente le correspondía sería destinado a Teo Peris, un nuevo concejal de PRO que asumió varias delegaciones importantes. Esta decisión fue un duro golpe para Escrivà, quien ya se encontraba lidiando con problemas de salud que le habían impedido desempeñar sus funciones de manera efectiva desde su llegada al cargo.
La situación se tornó insostenible para Escrivà, quien expresó su descontento de manera sutil pero clara. «Respecto a mí se han producido hechos que no me han gustado», comentó en una conversación, dejando entrever que su decisión de dimitir no fue tomada a la ligera. La falta de apoyo y el cambio en su rol dentro del Ayuntamiento parecen haber sido determinantes en su decisión de abandonar el cargo.
### Un Futuro Incierto y Nuevos Desafíos
La dimisión de Escrivà plantea interrogantes sobre el futuro de la política en Oliva y el impacto que tendrá en la administración local. Con su salida, el partido PRO se enfrenta a la necesidad de encontrar un reemplazo que pueda asumir las responsabilidades dejadas por Escrivà y, al mismo tiempo, restaurar la confianza entre los miembros del partido y la comunidad.
El nuevo concejal, Teo Peris, tendrá la tarea de gestionar áreas críticas como Memoria Democrática, Bibliotecas, Museos y Patrimonio, así como Promoción Lingüística. La transición de liderazgo en estas áreas será crucial para el desarrollo de proyectos y la implementación de políticas que beneficien a los ciudadanos de Oliva. La comunidad estará atenta a cómo se manejarán estas responsabilidades y si el nuevo concejal podrá superar los desafíos que su predecesor no pudo enfrentar.
Además, la situación de Escrivà pone de manifiesto la importancia de la comunicación y la cohesión dentro de los partidos políticos. Las desavenencias internas pueden llevar a la desmotivación de los miembros y, en última instancia, a la pérdida de talento en la administración pública. Es fundamental que los partidos trabajen en la creación de un ambiente de apoyo y colaboración para evitar que situaciones como la de Escrivà se repitan en el futuro.
La política local en Oliva se encuentra en un momento de cambio y reflexión. La dimisión de un concejal a tan solo seis meses de haber asumido el cargo es un recordatorio de que la política no solo se trata de decisiones y políticas, sino también de las personas que las llevan a cabo. La comunidad de Oliva espera que este cambio sirva como una oportunidad para mejorar la gestión y fortalecer la confianza en sus representantes.
