En el corazón de València, una familia de seis niños se enfrenta a una dura realidad que contrasta con la imagen turística de la ciudad. Geraldine y Eduin, junto a sus hijos, han estado durmiendo en un parque durante varios días, atrapados en una situación desesperada que refleja la creciente crisis de vivienda y la falta de recursos para los migrantes en España. La ola de calor que azota la región ha hecho aún más difícil su situación, con los niños sufriendo picaduras y la falta de higiene básica.
La historia de esta familia comienza en Perú, donde la violencia del crimen organizado les obligó a abandonar su hogar. Con la esperanza de un futuro mejor, vendieron sus pertenencias y se trasladaron a España, solo para descubrir que la promesa de trabajo que les habían hecho era falsa. Tras un breve periodo en un piso en Alboraia, se encontraron en la calle, buscando ayuda en albergues y oficinas de extranjería, pero sin éxito.
La situación de Geraldine y Eduin es un reflejo de un problema más amplio que afecta a muchos migrantes en València. A pesar de que es ilegal que los menores de edad duerman en la calle, los recursos disponibles no han sido suficientes para ofrecerles una solución. La familia ha dependido de la generosidad de los vecinos, quienes les han proporcionado comida y agua mientras intentan encontrar una salida a su situación.
La falta de un empadronamiento ha sido otro obstáculo significativo para la familia. Sin este documento, no pueden acceder a servicios básicos como la educación para sus hijos, lo que perpetúa su ciclo de vulnerabilidad. La lentitud del sistema de servicios sociales y la burocracia han complicado aún más su situación, dejando a la familia sin opciones durante días.
Finalmente, el ayuntamiento de València ha intervenido, ofreciendo una solución habitacional de emergencia. Sin embargo, este caso ha puesto de manifiesto las deficiencias del sistema de servicios sociales, que no logró actuar con la rapidez necesaria para proteger a los menores en una situación tan crítica. La concejal de Servicios Sociales ha reconocido que la situación podría haberse manejado de manera más eficiente, lo que ha llevado a críticas sobre la gestión de la Oficina de Extranjería y la falta de políticas efectivas para abordar la crisis migratoria.
La historia de Geraldine y Eduin es solo una de muchas que ilustran la lucha de los migrantes en España. A medida que la violencia en Perú continúa aumentando, más ciudadanos buscan asilo en Europa, enfrentándose a un sistema que a menudo no está preparado para manejar sus necesidades. La familia ha expresado su deseo de trabajar y reconstruir su vida en València, pero la falta de apoyo y recursos adecuados sigue siendo un obstáculo importante.
La situación de esta familia es un llamado de atención sobre la necesidad de reformar los sistemas de acogida y asistencia social en España. La burocracia y la falta de coordinación entre las diferentes entidades han dejado a muchos en la calle, mientras que otros, como los turistas en apartamentos turísticos, disfrutan de una vida cómoda. La historia de Geraldine y Eduin es un recordatorio de que detrás de las postales de València hay realidades complejas que requieren atención y acción inmediata.