La devastación provocada por la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) en Aldaia ha dejado a muchos negocios y hogares en una situación crítica. Uno de los casos más emblemáticos es el de la pastelería Selvi, cuyo propietario, Rafa Hoyo, se ha visto obligado a lidiar con las consecuencias de la riada que arrasó su local. Tras la inundación, Hoyo encontró su negocio cubierto de barro y con maquinaria destrozada. A pesar de haber conseguido reunir 100.000 euros en ayudas para reparar su negocio, se enfrenta a un nuevo obstáculo: la tributación de las ayudas recibidas.
Las ayudas privadas que Hoyo recibió, provenientes de donaciones y crowdfunding, están sujetas a impuestos, lo que significa que ahora debe pagar 20.000 euros en impuestos, una carga que no había anticipado. Este hecho ha generado un gran descontento entre los afectados, quienes sienten que la falta de información sobre la tributación de estas ayudas ha complicado aún más su situación. Hoyo, que también es portavoz de la Asociación de Afectados por la Dana de Aldaia, ha expresado su frustración al respecto, señalando que muchos vecinos han actuado sin conocer las implicaciones fiscales de las ayudas que recibieron.
La situación se complica aún más para otros afectados, como Carmen García, quien ha visto su hogar completamente arrasado. La casa de Carmen sufrió daños estructurales severos, y ahora enfrenta la dificultad de obtener una licencia de obras debido a la tasa urbanística del 1% del presupuesto de ejecución. Este costo adicional se suma a los ya elevados gastos de reparación, lo que ha llevado a Carmen a replantear sus planes de reforma. Aunque inicialmente quería realizar una reforma completa, ahora se ve obligada a limitarse a lo esencial, lo que refleja la dura realidad que enfrentan muchos afectados por la DANA.
La falta de bonificaciones en las tasas urbanísticas ha sido un punto de controversia. Desde el Ayuntamiento de Aldaia, se argumenta que no se puede discriminar entre los afectados por la DANA y otros contribuyentes que solicitan licencias por diferentes motivos. Sin embargo, muchos afectados consideran que esta postura es injusta, ya que ellos no están reformando sus hogares por elección, sino por necesidad tras la catástrofe.
A pesar de las dificultades, el Consell ha aprobado algunas medidas para ayudar a los afectados, como deducciones fiscales y ayudas al alquiler. Sin embargo, la implementación de estas ayudas y su efectividad en la práctica aún están por verse. Muchos afectados se sienten desinformados y desprotegidos, lo que ha llevado a un clima de incertidumbre y desconfianza hacia las instituciones.
La situación de los afectados por la DANA en Aldaia es un reflejo de los desafíos que enfrentan muchas comunidades tras desastres naturales. La combinación de la falta de información, la carga fiscal inesperada y la burocracia puede hacer que la recuperación sea un proceso largo y complicado. Los testimonios de personas como Rafa Hoyo y Carmen García destacan la necesidad de una mayor transparencia y apoyo por parte de las autoridades para garantizar que quienes han sufrido pérdidas puedan reconstruir sus vidas sin enfrentar obstáculos adicionales. La comunidad sigue esperando respuestas y soluciones efectivas que les permitan avanzar en su proceso de recuperación.