Un trágico accidente laboral ha dejado a la comunidad de Alcalá de Guadaíra en estado de shock. Dos trabajadores perdieron la vida tras el derrumbe de una cubierta en la rehabilitación de la Casa Ibarra, un edificio histórico propiedad del Ayuntamiento. José Antonio Solís, el único sobreviviente, ha denunciado las condiciones de trabajo inseguras que prevalecían en la obra, lo que ha desatado un debate sobre la seguridad laboral en el sector de la construcción.
### Un accidente devastador
El miércoles pasado, mientras realizaban labores de rehabilitación, el techo de la Casa Ibarra se desplomó, causando la muerte instantánea de dos hombres, Daniel Solís y un compañero conocido como el Trasierra, de 33 y 44 años respectivamente. José Antonio, sobrino de una de las víctimas, fue el único que logró escapar del desastre. En un emotivo testimonio, relató cómo escuchó una explosión y vio caer el techo, logrando esquivar el impacto que le habría costado la vida.
«No había seguridad en la obra», gritó José Antonio, visiblemente afectado por la pérdida de sus compañeros. Su padre, quien también trabajó en la misma empresa durante 17 años, corroboró sus palabras, afirmando que no se habían tomado las medidas adecuadas para proteger a los trabajadores. La empresa responsable, Jocon Infraestructuras, ha declarado que cooperará con las autoridades en la investigación del suceso, aunque no ha proporcionado detalles sobre la frecuencia de las inspecciones de seguridad en la obra.
La falta de medidas de seguridad ha sido un tema recurrente en el sector de la construcción, y este trágico incidente ha puesto de relieve la necesidad urgente de revisar y reforzar las normativas de seguridad laboral. La comunidad se pregunta cómo es posible que, en un proyecto de rehabilitación de un edificio histórico, no se implementaran las medidas necesarias para proteger a los trabajadores.
### Condiciones laborales precarias
Los testimonios de los familiares de las víctimas revelan un panorama desolador sobre las condiciones laborales en las que se encontraban los trabajadores. Según José Antonio Solís padre, no había ni un solo puntal en la obra, lo que pone en evidencia la falta de atención a la seguridad. Los bomberos tuvieron que solicitar un camión con puntales para poder acceder al lugar del accidente y realizar el levantamiento de los cuerpos.
Además, se ha informado que los trabajadores viajaban diariamente desde Huétor Tajar, un trayecto de casi 400 kilómetros, lo que implica un desgaste físico y mental considerable. «Echaban dos horas por la mañana para ir, ocho o nueve en la obra, y luego otras dos de vuelta en el coche», explicó el padre de José Antonio. A esto se suma la escasa dieta que recibían, apenas 10 euros al día, lo que refleja una falta de consideración hacia el bienestar de los trabajadores.
El Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra adquirió la Casa Ibarra en 2006 con el objetivo de preservar este edificio histórico. Sin embargo, la reciente tragedia ha puesto en tela de juicio la gestión de las obras y la seguridad de los trabajadores involucrados. La intervención tenía un presupuesto de 607.000 euros, destinados a la impermeabilización y consolidación del inmueble, pero la falta de medidas de seguridad ha llevado a la pérdida de vidas.
La situación ha generado una ola de indignación en la comunidad, que exige respuestas y acciones concretas para evitar que tragedias como esta se repitan. La seguridad laboral debe ser una prioridad en todos los sectores, y especialmente en la construcción, donde los riesgos son elevados. La muerte de Daniel Solís y el Trasierra no puede ser en vano; es un llamado a la acción para mejorar las condiciones laborales y garantizar la seguridad de todos los trabajadores.
La investigación sobre el accidente está en curso, y se espera que las autoridades determinen las causas que llevaron a este trágico suceso. Mientras tanto, la comunidad de Alcalá de Guadaíra llora la pérdida de dos vidas que podrían haberse salvado con las medidas adecuadas de seguridad laboral. La tragedia ha puesto de manifiesto la necesidad de un cambio en la cultura de la seguridad en el trabajo, un cambio que debe ser impulsado por todos los actores involucrados en el sector de la construcción.