En el contexto de la geopolítica actual, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha experimentado una transformación significativa desde las declaraciones de Emmanuel Macron en 2019, cuando describió a la Alianza como en estado de «muerte cerebral». Esta afirmación reflejaba la percepción de que la OTAN había perdido su relevancia en un mundo donde la amenaza de la Unión Soviética había desaparecido. Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania en 2022 marcó un punto de inflexión que llevó a la OTAN a replantearse su papel y su estrategia en Europa.
La cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio de 2022 fue un hito en este proceso de revitalización. Con la participación de los 30 miembros de la Alianza, el evento se convirtió en un símbolo del renacimiento del «otanismo». La defensa mutua, que había sido considerada como un concepto obsoleto, volvió a ser vista como una necesidad imperante. El gasto militar, que había sido un tema tabú en muchas sociedades europeas, comenzó a ser aceptado como una prioridad. La invasión de Ucrania había cambiado las prioridades de seguridad en Europa, y los líderes europeos se dieron cuenta de que debían actuar con rapidez y determinación para fortalecer su defensa colectiva.
En este nuevo contexto, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca en 2025 trajo consigo una serie de desafíos y oportunidades. Trump, conocido por su postura antieuropea y su enfoque agresivo en la política exterior, exigió un aumento drástico en el gasto militar de los países miembros de la OTAN. En respuesta, los 32 miembros de la Alianza, que ahora incluyen a Finlandia y Suecia, acordaron elevar su gasto militar de manera significativa. La declaración final de la cumbre en La Haya estableció un objetivo de gasto del 5% del PIB para 2035, lo que representa un cambio radical en la forma en que Europa aborda su defensa.
### Nuevas Metas y Desafíos en el Gasto Militar
La declaración de La Haya no solo establece un objetivo ambicioso, sino que también detalla cómo se debe alcanzar. Se propone que el 3,5% del PIB de cada país se destine a capacidades defensivas, que incluyen aviones, tanques, soldados y satélites. Además, se establece que el 1,5% se destinará a cuestiones de seguridad más amplias, como la protección de infraestructuras críticas y la defensa de redes. Este enfoque integral refleja una comprensión más profunda de las amenazas contemporáneas, que van más allá de la defensa militar tradicional.
Sin embargo, la implementación de estas metas no está exenta de controversia. España, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, ha sido uno de los países más críticos con respecto a los objetivos de gasto militar. A pesar de la presión de otros miembros, Sánchez ha declarado que su país solo aumentará su gasto hasta el 2,1%, desafiando así las expectativas establecidas por Trump y otros líderes europeos. Esta postura ha llevado a España a convertirse en un tema de debate en la cumbre, y ha generado tensiones en las relaciones con Estados Unidos.
La amenaza de Trump de imponer sanciones comerciales a España si no cumple con los objetivos de gasto ha añadido una capa adicional de complejidad a la situación. Macron, por su parte, ha criticado la idea de que los aliados deban gastar más en defensa mientras se enfrentan a una guerra comercial entre ellos. Este dilema pone de manifiesto las tensiones internas dentro de la OTAN y la necesidad de encontrar un equilibrio entre las demandas de Estados Unidos y las realidades económicas de los países europeos.
### La Cuestión del Artículo 5 y la Cohesión de la Alianza
Uno de los aspectos más preocupantes de la cumbre fue la ambigüedad de Trump respecto al Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que establece que un ataque armado contra un miembro se considera un ataque contra todos. Durante una rueda de prensa, Trump no confirmó si Estados Unidos cumpliría con este compromiso en caso de un ataque a Europa. Esta falta de claridad ha generado inquietud entre los aliados europeos, que ven en ello una posible erosión del principio de defensa colectiva que ha sido fundamental para la OTAN desde su creación.
La interpretación del Artículo 5 ha sido objeto de debate, y la declaración final de la cumbre subrayó la importancia de reafirmar el compromiso colectivo de defensa. Sin embargo, la incertidumbre sobre cómo se aplicaría este principio en la práctica, especialmente bajo la administración de Trump, plantea preguntas sobre la cohesión y la efectividad de la Alianza en un entorno de creciente tensión geopolítica.
En resumen, la OTAN se encuentra en un momento crítico de su historia. La invasión de Ucrania ha revitalizado la Alianza, pero también ha expuesto las divisiones internas y las tensiones entre sus miembros. A medida que Europa se enfrenta a un panorama de seguridad en constante cambio, la capacidad de la OTAN para adaptarse y responder a estas nuevas realidades será fundamental para su futuro.