Las recientes elecciones presidenciales en Polonia han dejado al país en una situación de incertidumbre, con un resultado muy ajustado que ha llevado a la victoria a Karol Nawrocki, un candidato conservador y nacionalista. Este resultado se ha producido en un contexto donde los valores tradicionales y la soberanía nacional han tomado protagonismo frente a las políticas de integración europea. Nawrocki, quien se ha presentado como un patriota y ha recibido el apoyo del partido nacional-conservador Ley y Justicia (PiS), ha logrado imponerse a su rival, el alcalde liberal de Varsovia, Rafal Trzaskowski, por un margen de apenas 0.6 puntos porcentuales, según los sondeos de salida.
La victoria de Nawrocki no solo representa un cambio en la dirección política del país, sino que también refleja un descontento creciente entre los polacos hacia las élites europeas y las políticas de inmigración de la Unión Europea. Con un discurso que enfatiza la importancia de la familia tradicional y la identidad cristiana, Nawrocki ha sabido conectar con un electorado que se siente amenazado por los cambios sociales y culturales que se han producido en los últimos años. Su enfoque se centra en la defensa de la soberanía polaca y en la crítica a la influencia de Bruselas y Berlín en los asuntos internos del país.
### Un perfil del nuevo presidente
Karol Nawrocki nació en 1983 en Gdańsk y proviene de una familia trabajadora. Su padre, un obrero apasionado por la historia, y su madre, una amante del arte y la literatura, han influido en su formación y en su visión del mundo. Desde joven, Nawrocki ha estado involucrado en el deporte, destacándose en boxeo y fútbol, y llegó a ser campeón de Pomerania en peso pesado. Esta faceta deportiva ha sido parte de su identidad y ha contribuido a su imagen pública como un líder fuerte y decidido.
Antes de entrar en la política, Nawrocki tuvo una carrera notable en el ámbito académico y cultural. Dirigió el Instituto de la Memoria Nacional (IPN) entre 2009 y 2017 y fue director del Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdańsk de 2017 a 2021. Durante su tiempo en el IPN, promovió la eliminación de monumentos al Ejército Rojo en Polonia, lo que le valió reconocimiento y controversia, así como la inclusión en una lista de personas buscadas por la Federación Rusa. Su trayectoria en el IPN ha sido clave para entender su postura sobre la historia y la identidad polaca, así como su enfoque en la política actual.
Sin embargo, su campaña no ha estado exenta de polémicas. La compra de un apartamento en Gdańsk a cambio de cuidados a un anciano que terminó en un hogar de beneficencia ha generado críticas, al igual que las acusaciones sobre vínculos con criminales en su juventud. Nawrocki ha defendido estas acusaciones, atribuyéndolas a su trabajo como guardia de seguridad y a su labor educativa en prisiones.
### Desafíos y propuestas del nuevo gobierno
Con la victoria de Nawrocki, se anticipa que su administración utilizará el poder presidencial de veto para bloquear el programa pro-UE del primer ministro Donald Tusk. Nawrocki ha manifestado su rechazo a la inmigración ilegal y ha criticado el pacto migratorio de la UE, proponiendo la construcción de centros de deportación en terceros países para gestionar las solicitudes de asilo. Esta postura ha resonado con un electorado que se siente cada vez más preocupado por la llegada de inmigrantes y el impacto que esto tiene en la cultura y la economía polaca.
En el ámbito económico, Nawrocki ha propuesto una serie de medidas que incluyen la reducción del IVA, exenciones fiscales para familias con ingresos anuales inferiores a 35,000 euros y la preservación del złoty como moneda nacional. Además, ha prometido reducir los precios de la energía doméstica, manteniendo el uso del carbón como fuente de energía. Estas propuestas están diseñadas para atraer a los votantes que buscan estabilidad económica y un enfoque más nacionalista en la política económica.
A medida que Nawrocki asume la presidencia, su enfoque en la identidad nacional y la crítica a las élites europeas marcarán la pauta de su gobierno. La polarización política en Polonia parece estar lejos de resolverse, y el nuevo presidente tendrá que navegar por un panorama complicado, tanto a nivel interno como en sus relaciones con la Unión Europea. La forma en que maneje estos desafíos definirá no solo su mandato, sino también el futuro político del país en un contexto europeo cada vez más incierto.