El caso de Sergio A. L., acusado del asesinato de su exsuegro Juan Ramón Climent Viguer, ha capturado la atención del público y los medios debido a la brutalidad del crimen y las circunstancias que lo rodean. Este trágico suceso, ocurrido el 11 de noviembre de 2021, ha sido objeto de un juicio que ha revelado detalles escalofriantes sobre la naturaleza del ataque y la investigación posterior.
### Un Crimen Meticulosamente Planeado
La Guardia Civil ha presentado un relato escalofriante sobre cómo Sergio A. L. perpetró el asesinato. Según las investigaciones, el acusado entró en la casa de su víctima a través de la puerta de la cocina, que sabía que estaba abierta. En un ataque que duró menos de siete minutos, asestó 22 cuchilladas a Juan Ramón, quien se encontraba en una posición vulnerable, viendo la televisión. La víctima, que padecía sordera casi total, no tuvo oportunidad de defenderse.
La secuencia de eventos es impactante: tras acuchillar a su exsuegro, Sergio se dirigió a la cocina, donde enjuagó el cuchillo, dejando su ADN y huellas dactilares en la escena del crimen. La única testigo del ataque, la madre de la víctima, de 93 años y con un grave deterioro cognitivo, no pudo proporcionar testimonio alguno, lo que ha complicado aún más el caso.
La Guardia Civil ha utilizado grabaciones de cámaras de seguridad para reconstruir el recorrido de Sergio. En total, se estima que estuvo en la casa de la víctima durante 50 minutos, de los cuales 25 fueron utilizados para llegar al lugar y 18 para regresar a su hogar. Las imágenes muestran a Sergio caminando hacia el chalé de Juan Ramón y luego regresando, lo que ha sido crucial para establecer su presencia en la escena del crimen.
### Evidencias que Cargan Contra el Acusado
Las pruebas en contra de Sergio A. L. son abrumadoras. Además de las grabaciones de las cámaras de seguridad, el análisis de su teléfono móvil ha revelado que estuvo en la zona del crimen durante el tiempo del asesinato. Las conexiones a torres de telefonía móvil indican que su dispositivo se mantuvo en el área residencial de la víctima, lo que refuerza la teoría de que estuvo presente en el momento del ataque.
Otro aspecto relevante es la confesión de Sergio tras su detención. Aunque el tribunal prohibió que se discutieran los detalles de esta declaración, se ha señalado que incluyó información que solo el autor del crimen podría conocer. Esto incluye detalles sobre el momento del ataque y la ubicación del cuchillo homicida, que fue encontrado en la cocina, tal como él había descrito. Este cuchillo, un deshuesador de 11 centímetros, contenía tanto su ADN como la sangre de la víctima, lo que lo convierte en una prueba clave en el caso.
La combinación de las evidencias físicas, las grabaciones de video y la confesión del acusado ha llevado a la Guardia Civil a concluir que el crimen fue premeditado. Se ha argumentado que el motivo detrás del asesinato fue un deseo de venganza, ya que Sergio había tenido una relación con la hija de la víctima, P., y había mostrado comportamientos celosos y amenazantes en el pasado.
El juicio ha sido un proceso desgastante, no solo para la familia de la víctima, sino también para la comunidad que ha seguido el caso de cerca. La violencia de género y los crímenes pasionales son temas que resuenan profundamente en la sociedad actual, y este caso ha reavivado el debate sobre la necesidad de abordar la violencia machista de manera más efectiva.
A medida que el juicio avanza, se espera que se presenten más pruebas y testimonios que arrojen luz sobre este trágico suceso. La comunidad de L’Eliana sigue atenta a los desarrollos del caso, esperando justicia para Juan Ramón Climent Viguer y su familia. La historia de este asesinato no solo es un recordatorio de la fragilidad de la vida, sino también de la urgencia de combatir la violencia en todas sus formas.