El juicio por el asesinato de Juan Ramón Climent Viguer, ocurrido en L’Eliana, ha comenzado a desvelar los oscuros detalles de un crimen que ha conmocionado a la comunidad. El acusado, Sergio A. L., exnovio de la hija de la víctima, se enfrenta a graves cargos tras presuntamente haber asesinado a su exsuegro con 22 cuchilladas. La escena del crimen, un chalé familiar, se convirtió en el escenario de un horror inimaginable, donde la confusión y el dolor se entrelazan en un relato desgarrador.
La primera persona en descubrir el cuerpo fue C., hermana de la víctima, quien relató en el tribunal cómo encontró a su hermano caído en el salón de su casa. «Pensé que se había resbalado y se había dado con la chimenea», confesó, visiblemente afectada. La situación se tornó aún más trágica al darse cuenta de que su madre, enferma de demencia senil, estaba presente en la misma habitación, ajena a la tragedia que se había desatado. La declaración de C. fue crucial, ya que inicialmente fue detenida por la Guardia Civil, pero fue exonerada tres días después, cuando se identificó a Sergio A. L. como el verdadero autor del crimen.
La defensa del acusado ha intentado sembrar dudas sobre la culpabilidad de C., sugiriendo que ella podría haber estado involucrada en el homicidio. Sin embargo, el testimonio de C. y la evidencia presentada por el fiscal parecen apuntar en dirección contraria. La manipulación del cuerpo de su hermano, que ella misma admitió haber realizado en un intento de ayudarlo, fue uno de los factores que llevaron a su detención inicial. «Le puse un almohadón para que respirase», dijo, refiriéndose a su intento de ayudar a su hermano, sin comprender que ya había sido asesinado.
La complejidad del caso se intensifica con las declaraciones de la hija de la víctima, quien reveló que su padre había recibido amenazas de muerte por parte de Sergio A. L. «Me dijo: ‘El día que te vea con otro, te vas a enterar'», relató, añadiendo que su padre fue asesinado solo 15 días después de haberlo visto con otra persona. Este contexto de violencia y celos ha sido un elemento central en el juicio, donde se ha discutido la naturaleza de la relación entre el acusado y la familia de la víctima.
La investigación del crimen se vio marcada por la confusión inicial y la falta de pruebas claras en el momento del descubrimiento del cuerpo. La Guardia Civil, al llegar al lugar, encontró un cuchillo en el fregadero que más tarde se confirmó que pertenecía a Sergio A. L. La huella de ADN encontrada en el arma fue determinante para establecer su culpabilidad, corroborando las sospechas que se habían ido acumulando durante la investigación. A medida que el juicio avanza, se espera que los agentes del grupo de Homicidios presenten más pruebas que refuercen la acusación contra el exnovio de la hija de la víctima.
El ambiente en la sala del tribunal es tenso, con la familia de la víctima buscando justicia mientras que la defensa intenta desviar la atención hacia la figura de C. y su posible implicación. La manipulación de la escena del crimen y la tardanza en alertar a las autoridades han sido puntos de discusión, pero el estado de shock en el que se encontraba C. tras el descubrimiento del cuerpo parece haber influido en sus acciones. La angustia y el dolor que siente por la pérdida de su hermano son palpables, y su testimonio ha resonado en los corazones de quienes han seguido el caso.
El juicio no solo se centra en el crimen en sí, sino que también pone de relieve las dinámicas familiares y las tensiones que pueden surgir en situaciones de violencia. La violencia machista y la violencia vicaria son temas que han cobrado relevancia en la discusión pública, y este caso es un claro ejemplo de cómo las relaciones personales pueden llevar a desenlaces trágicos. La sociedad observa con atención, esperando que se haga justicia en un caso que ha dejado una profunda huella en la comunidad de L’Eliana.
