La devastación provocada por la dana en la Comunitat Valenciana ha dejado huellas profundas en la vida de sus habitantes. En una reciente comisión en el Congreso de los Diputados, varios sobrevivientes compartieron sus desgarradoras experiencias, revelando no solo el impacto físico de la catástrofe, sino también las secuelas emocionales que perduran en el tiempo. Estos relatos no solo son un testimonio de la tragedia, sino también un llamado a la acción para que se tomen medidas que eviten que algo así vuelva a suceder.
### Historias de Supervivencia y Pérdida
Entre los testimonios más conmovedores se encuentra el de Verónica Vicent, una expolicía que intentó rescatar a una niña de once años, Hui, atrapada en un bar inundado. A pesar de sus esfuerzos, la niña no pudo ser salvada, y Verónica vive con el peso de esa pérdida. «Su mirada me acompaña cada noche y cada mañana», confesó, reflejando el trauma que la acompaña desde aquel fatídico día. Sin embargo, también logró salvar al hermano menor de Hui, un hecho que ella misma minimiza, atrapada en su dolor.
El relato de Verónica destaca la valentía de los agentes de seguridad que, como ella, se lanzaron a la acción en medio del caos. «Muchos se despidieron de sus familias con el deber cumplido», recordó, enfatizando la necesidad de reconocer el sacrificio de quienes arriesgaron sus vidas para ayudar a los demás. Su intervención en el Congreso fue un grito de desesperación, pidiendo que se asuman responsabilidades y se implementen medidas efectivas para prevenir futuras tragedias.
Otro testimonio impactante fue el de Álex, un bombero que vivió la noche del 29 de octubre como un verdadero horror. «Vimos una ola», relató, describiendo cómo la corriente arrastraba coches y personas. A pesar de su experiencia, nunca había enfrentado una situación tan extrema. Durante horas, intentó rescatar a quienes se encontraban en peligro, pero las imágenes de aquellos que no pudieron ser salvados lo persiguen. «Es imposible que se sepa cuánta gente se ha podido rescatar de esta manera, pero esa cifra tiene que ser grande», afirmó, subrayando la valentía de muchos que lucharon por sobrevivir.
El testimonio de Elisabeth González también resonó en la sala. Ella se encontraba atrapada en su coche en la V-30, rodeada de agua y caos. «La V-30 se convirtió en una ratonera», recordó, mientras narraba su angustiante experiencia de intentar escapar de la inundación. A pesar de sus esfuerzos por contactar a los servicios de emergencia, sus llamadas fueron en vano. Hoy, Elisabeth vive con estrés postraumático, cuestionando la responsabilidad de las instituciones en la protección de los ciudadanos. «En un país desarrollado, la obligación de proteger es de las instituciones y los ciudadanos tenemos el derecho», enfatizó, exigiendo que se tomen medidas concretas para evitar que esto vuelva a suceder.
### Demandas de Responsabilidad y Acción
Los testimonios de estos sobrevivientes no solo reflejan el dolor y la pérdida, sino también una creciente frustración hacia las autoridades. Christian Lesaec, portavoz de la Asociación Damnificados Dana Horta Sud, hizo un llamado a un pacto de estado que priorice la seguridad y la protección de la población. «En Valencia hay un cabreo monumental, sobre todo contra Mazón y Sánchez», expresó, demandando que se aceleren las obras necesarias para proteger a la población, especialmente en áreas vulnerables como los barrancos.
Lesaec criticó la gestión previa a la tragedia, cuestionando la decisión de derogar la Unidad Valenciana de Emergencias en un intento de ahorrar costos. «Me pregunto si ha valido la pena, si esos 38 millones eran realmente necesarios», reflexionó, planteando la necesidad de una evaluación crítica de las decisiones tomadas por las autoridades. Su intervención fue un recordatorio de que las vidas perdidas no pueden ser en vano y que es imperativo que se tomen medidas para garantizar la seguridad de la población.
La comisión en el Congreso se convirtió en un espacio para que las voces de los afectados fueran escuchadas, un paso necesario en la búsqueda de justicia y responsabilidad. Las historias de Verónica, Álex y Elisabeth son solo algunas de las muchas que emergen de esta tragedia, cada una con su propio peso emocional y su propia demanda de acción. La comunidad se encuentra en un punto crítico, donde la memoria de los que se han perdido debe ser honrada con cambios significativos en la gestión de emergencias y la protección civil. La lucha por la justicia y la seguridad continúa, y las voces de los sobrevivientes son un faro que guía hacia un futuro más seguro.
