El reciente interrogatorio del senador de Vox, Ángel Gordillo, al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha dejado más preguntas que respuestas. Durante la sesión de la ‘comisión Koldo’, Sánchez utilizó un lenguaje evasivo para esquivar las acusaciones de corrupción que lo rodean, especialmente en relación con su entorno familiar y el rescate de Air Europa. Gordillo, en un intento por desentrañar la verdad, cuestionó a Sánchez sobre los vínculos de su esposa con el rescate de la aerolínea y la supuesta financiación irregular del PSOE. La tensión aumentó cuando Sánchez descalificó la comisión como un foro de difamación, lo que llevó a un intercambio acalorado entre ambos políticos.
A medida que la sesión avanzaba, Gordillo planteó preguntas directas sobre el conocimiento de Sánchez respecto a las actividades delictivas de su exministro José Luis Ábalos y otros miembros de su partido. Sin embargo, el presidente se mantuvo firme en su defensa, alegando que había asumido responsabilidades sin entrar en detalles específicos. La falta de respuestas concretas y la estrategia de evasión de Sánchez han generado críticas sobre la transparencia del Gobierno y la efectividad de la comisión de investigación. Este episodio resalta la complejidad de la política española actual, donde las acusaciones de corrupción y la falta de claridad son temas recurrentes.
