La reciente suspensión de la circulación de trenes entre Madrid y Barcelona debido a un incendio ha acaparado la atención mediática, pero en el ámbito cultural, Rusia se prepara para un evento que busca desafiar el aislamiento internacional que ha enfrentado en los últimos años. Este sábado, Moscú será el escenario del festival Intervisión, una alternativa al conocido Eurovisión, donde se presentarán artistas de una veintena de países afines a Rusia. Este evento no solo es un espectáculo musical, sino también un intento de reafirmar la presencia de Rusia en el escenario global.
### Un Certamen Musical con un Mensaje Político
La invasión de Ucrania por parte de Rusia ha llevado a una serie de sanciones y exclusiones que han afectado a diversos sectores, incluyendo el cultural. Equipos deportivos rusos han sido excluidos de competiciones internacionales y el país ha sido apartado de eventos como Eurovisión. En respuesta a esta situación, Rusia ha decidido organizar su propio festival musical, Intervisión, que busca mostrar al mundo que el país no está completamente aislado, sino que mantiene relaciones con naciones que comparten su ideología.
El festival contará con la participación de artistas de países que forman parte de los BRICS, como Brasil, China, India, Sudáfrica, y otros estados latinoamericanos, exsoviéticos y árabes. Esta diversidad de participantes refleja la intención de Rusia de construir un bloque cultural alternativo que desafíe la hegemonía occidental. La elección del nombre Intervisión no es casual; evoca un concurso musical que existió durante la era soviética, aunque el formato y la organización del nuevo evento son completamente diferentes.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, ha expresado su esperanza de que este certamen se convierta en un evento anual, lo que sugiere que Rusia está comprometida a mantener esta plataforma cultural a largo plazo. Sin embargo, a pesar de la importancia política del evento, el presidente Vladimir Putin no asistirá, lo que podría interpretarse como un intento de distanciar el festival de la política directa y enfocarlo más en la cultura.
### Artistas y Representantes en el Escenario
La elección de los artistas que representarán a cada país no ha sido al azar. Por ejemplo, el representante de Rusia será Shaman, un cantante conocido por su ferviente nacionalismo y su apoyo al régimen de Putin. Su canción más famosa, ‘Soy ruso’, ha resonado en un contexto donde la identidad nacional se ha vuelto un tema central en la narrativa rusa. Este tipo de elección subraya el deseo de Rusia de utilizar la música como una herramienta para promover su ideología y fortalecer su imagen en el exterior.
Por otro lado, la participación de Estados Unidos en el festival ha generado sorpresa. La artista seleccionada es Vassy, una cantante australiana de origen griego, lo que indica que el festival está dispuesto a abrirse a voces internacionales, aunque estas no sean necesariamente representativas de la política estadounidense. Otros países, como Bielorrusia y Arabia Saudí, han optado por llevar a artistas más conocidos, lo que podría atraer la atención del público y aumentar la competitividad del evento.
El festival Intervisión no solo es un intento de Rusia de recuperar su estatus en el ámbito cultural, sino que también es una estrategia para construir alianzas con países que comparten su visión del mundo. Al invitar a naciones que han sido históricamente aliadas o que tienen relaciones diplomáticas favorables, Rusia busca crear un frente unido que desafíe las narrativas occidentales.
En un contexto donde la música y la cultura pueden ser utilizadas como herramientas de propaganda, el festival Intervisión se presenta como un escenario donde la política y el arte se entrelazan. La música, en este caso, se convierte en un vehículo para transmitir mensajes de unidad y resistencia frente a las adversidades internacionales. A medida que el evento se desarrolla, será interesante observar cómo se percibe en el ámbito internacional y si logra captar la atención de un público más amplio, más allá de sus fronteras.
La celebración de Intervisión en Moscú es un claro indicativo de que, a pesar de las sanciones y el aislamiento, Rusia está dispuesta a seguir adelante con sus iniciativas culturales. Este festival no solo representa un desafío a las restricciones impuestas por Occidente, sino que también es un reflejo de la resiliencia cultural del país en tiempos de crisis. A medida que el mundo observa, el éxito o fracaso de este evento podría tener implicaciones significativas para la percepción de Rusia en el ámbito cultural y político global.