En el corazón del barrio de Patraix, València, se ha desatado una polémica que ha captado la atención de los vecinos y las autoridades locales. Seis bajos turísticos, que han sido transformados de manera irregular, están a la venta por un total de 900.000 euros. Esta situación ha generado un intenso debate sobre la legalidad de estos apartamentos y el impacto que tienen en la comunidad.
Al caminar por la calle Lladró i Malli, los transeúntes se encuentran con un letrero que reza «Casa vecina», un remanente de un antiguo bar que ha sido reutilizado para dar una nueva imagen a un edificio que, en realidad, alberga una serie de micropisos. Estos bajos, que han sido reformados y amueblados, están siendo ofrecidos en el mercado inmobiliario a través de plataformas como Idealista, donde se promocionan como apartamentos turísticos listos para alquilar.
### La transformación de los bajos
La historia de estos bajos comienza con su transformación de locales comerciales a apartamentos. Originalmente, el espacio albergaba una tienda de muebles y posteriormente un restaurante, pero desde hace más de un año, ha sido convertido en una colmena de seis viviendas. Cada uno de estos apartamentos tiene salidas individuales a la calle y, aunque algunos ya tienen inquilinos, la legalidad de su uso ha sido cuestionada por el ayuntamiento.
Según un informe del servicio de Urbanismo y Licencias, la solicitud de cambio de uso a apartamentos turísticos se realizó durante una moratoria que prohíbe este tipo de transformaciones. El documento también señala que el uso propuesto para estas viviendas es incompatible con la normativa vigente, ya que el bajo no puede destinarse a uso residencial por estar por debajo de la planta primera de oficinas. Esto significa que, a pesar de que los apartamentos están en funcionamiento, su existencia es considerada ilegal por las autoridades locales.
El anuncio de venta destaca las características de los apartamentos, incluyendo su tamaño de 52 m², la distribución de habitaciones y las comodidades como aire acondicionado y ventanas climalit. Sin embargo, la realidad es que estos espacios están operando en un marco legal cuestionable, lo que ha llevado a los vecinos a expresar su preocupación por la proliferación de este tipo de negocios en su barrio.
### La respuesta de los vecinos y el ayuntamiento
Los residentes de Patraix han manifestado su descontento con la situación, argumentando que la transformación de estos bajos comerciales en apartamentos turísticos ha alterado la dinámica del barrio. Toni Pla, portavoz de la asociación vecinal, ha señalado que los vecinos han estado informando al ayuntamiento sobre la irregularidad de estas transformaciones, pero sienten que no hay suficiente acción por parte de las autoridades para abordar el problema.
A pesar de las denuncias y la paralización de las obras, los bajos turísticos continúan operando. Algunos inquilinos han reportado preocupaciones sobre la seguridad, como la proximidad de la instalación eléctrica a las duchas, lo que podría representar un riesgo. La falta de inspecciones efectivas ha llevado a la comunidad a solicitar una mayor implicación del ayuntamiento en la regulación de estos espacios.
El ayuntamiento ha amenazado con realizar nuevas inspecciones, pero los vecinos consideran que la respuesta ha sido lenta y que la situación actual es insostenible. La presión por parte de la comunidad ha llevado a la asociación vecinal a exigir que todos los apartamentos turísticos que operan de manera ilegal sean convertidos en viviendas, buscando así una solución que beneficie a la comunidad en su conjunto.
La venta de estos bajos turísticos ilegales no solo plantea cuestiones legales, sino que también refleja un problema más amplio en València, donde la creciente demanda de alojamiento turístico ha llevado a la conversión de espacios comerciales en apartamentos. Esta tendencia ha generado tensiones entre los residentes y los propietarios de inmuebles, quienes buscan maximizar sus beneficios a expensas de la calidad de vida en el barrio.
La situación en Patraix es un claro ejemplo de los desafíos que enfrentan muchas comunidades en ciudades con un alto flujo turístico. La falta de regulación efectiva y la presión del mercado inmobiliario han llevado a un aumento en la cantidad de propiedades que operan al margen de la ley, lo que a su vez afecta la cohesión social y la identidad de los barrios.
En este contexto, es fundamental que las autoridades locales tomen medidas decisivas para abordar la situación. La implementación de políticas que regulen el uso de propiedades para fines turísticos es esencial para garantizar que las comunidades puedan disfrutar de un entorno seguro y sostenible. La colaboración entre el ayuntamiento y los vecinos será clave para encontrar soluciones que equilibren el desarrollo turístico con la necesidad de preservar la calidad de vida en los barrios.
La historia de los bajos turísticos en Patraix es solo un capítulo en la compleja narrativa del turismo y la vivienda en València. A medida que la ciudad continúa evolucionando, será crucial que se preste atención a las preocupaciones de los residentes y se busquen soluciones que beneficien a todos los involucrados. La lucha por la legalidad y la sostenibilidad en el sector inmobiliario es un desafío que no solo afecta a Patraix, sino que resuena en muchas otras comunidades que enfrentan problemas similares en el contexto del crecimiento urbano y el turismo.