La gestión de la dana que afectó a Valencia el 29 de octubre de 2024 ha generado un intenso debate sobre la responsabilidad y la efectividad de las autoridades en la respuesta a emergencias. A medida que se desentrañan los eventos de aquel día, surgen nuevas revelaciones que ponen en tela de juicio las versiones oficiales y plantean interrogantes sobre la actuación del presidente Carlos Mazón y su equipo. Este artículo examina los momentos clave de la crisis y las implicaciones de las nuevas informaciones que han salido a la luz.
### Cronología de la Emergencia: Un Día Crítico
La jornada del 29 de octubre comenzó con un aviso de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) que elevó el nivel de riesgo a rojo a las 9:41 horas, lo que indicaba la gravedad de la situación. A las 12:20, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) declaró la alerta hidrológica en el barranco del Poyo, y a las 15:00 se solicitó la intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME) por primera vez. Sin embargo, el momento más crítico llegó cuando, a las 17:00, se constituyó el Centro de Coordinación de Emergencias (Cecopi), donde se comenzaron a evaluar las consecuencias de las intensas lluvias.
A medida que avanzaba la tarde, la situación se tornaba cada vez más alarmante. A las 18:49, la riada comenzó a inundar l’Horta Sud, y a las 20:11 se envió el mensaje de alerta a la población. Sin embargo, la cronología de los eventos ha sido objeto de controversia, especialmente en lo que respecta a la presencia de Mazón en El Ventorro, un restaurante donde se encontraba durante parte de la crisis. La periodista Maribel Vilaplana, quien compartió la comida con Mazón, ha aportado una nueva versión de los hechos que contradice las afirmaciones iniciales sobre la ubicación del presidente durante momentos críticos.
### Nuevas Revelaciones y su Impacto
Diez meses después de la tragedia, Vilaplana ha revelado que el final de la comida con Mazón se produjo más tarde de lo que se había informado previamente, situándolo entre las 18:30 y 18:45. Esta nueva cronología ha llevado a cuestionar la narrativa oficial que indicaba que Mazón había llegado al Palau de la Generalitat antes de las 18:00. Al cruzar estos nuevos horarios con las llamadas telefónicas registradas entre Mazón y su consellera de Emergencias, Salomé Pradas, se observa que muchas de las comunicaciones ocurrieron mientras el presidente aún estaba en el restaurante.
La actividad telefónica de Mazón durante la crisis es notable. En total, mantuvo siete conversaciones con Pradas, de las cuales cuatro se realizaron mientras aún estaba en El Ventorro. Esto plantea serias dudas sobre su nivel de compromiso y atención a la situación de emergencia que se desarrollaba en la región. A pesar de la gravedad de los acontecimientos, Vilaplana ha declarado que Mazón no mostró ninguna inquietud durante su encuentro, lo que ha generado críticas sobre su liderazgo en momentos de crisis.
Además, la Generalitat ha sido acusada de manipular la información, ya que se han borrado grabaciones de seguridad que podrían haber aclarado la ubicación de Mazón durante la emergencia. Esta falta de transparencia ha alimentado la desconfianza entre la población y ha llevado a la oposición a exigir una mayor rendición de cuentas por parte del gobierno.
La situación se complica aún más con la revelación de que Mazón no respondió a varias llamadas de Pradas durante un intervalo crítico de casi dos horas, lo que ha llevado a cuestionar su capacidad de respuesta y su compromiso con la gestión de la crisis. A pesar de que el presidente ha intentado justificar su inacción, la falta de comunicación efectiva durante un evento de tal magnitud es motivo de preocupación.
La carta abierta de Vilaplana, en la que detalla su experiencia y las circunstancias de la comida, ha sido interpretada por algunos como un intento de desviar la atención de la responsabilidad del presidente. Sin embargo, su relato también pone de manifiesto la confusión y la falta de claridad que rodearon la gestión de la emergencia, lo que ha llevado a un creciente clamor por una revisión exhaustiva de los protocolos de actuación en situaciones de crisis.
La crisis de la dana en Valencia no solo ha puesto de relieve la vulnerabilidad de la región ante fenómenos meteorológicos extremos, sino que también ha expuesto las debilidades en la gestión de emergencias y la necesidad de una mayor preparación y coordinación entre las autoridades. A medida que se continúan investigando los eventos de aquel día, es fundamental que se tomen medidas para garantizar que la historia no se repita y que la población esté debidamente protegida en futuras emergencias.